El apio

 

El apio (Apium graveolens) pertenece a la familia de Umbeliferae, y se distinguen dos variedades botánicas: apio dulce y apio nabo. Es una planta procedente del Mediterráneo, aunque existen otros centros secundarios, como el Cáucaso y la zona del Himalaya.

El apio silvestre, hortaliza muy conocida y cultivada por egipcios, griegos y romanos, es el precursor del apio que actualmente conocemos. En un principio fue considerado únicamente como una planta aromática y medicinal, sin valor culinario. Su uso como hortaliza se desarrolló en la Edad Media, y actualmente es consumido tanto en Europa como en América del Norte.

El apio es un diurético por excelencia gracias a un aceite esencial que contiene. Este componente ejerce un efecto dilatador sobre los vasos renales y favorece de esta manera la eliminación de agua y de sustancias tóxicas por la orina. Por ello, el apio resulta útil en caso de hiperuricemia y retención de líquidos, y además es eficaz contra afecciones articulares, como hiperuricemia, gota o diversos. Sin embargo, si se abusa de su consumo en crudo puede resultar bastante indigesto. La cocción reblandece la celulosa, un tipo de fibra que le confiere propiedades laxantes, y la hace más asimilable para el organismo.

Esta hortaliza es de gran ayuda para la hipertensión arterial ya que es rica en potasio, aumenta la cantidad de orina y calma el sistema nervioso. Ofrece efectos tranquilizantes, gracias a su contenido en ftálida. Es un buen depurativo por su efecto alcalinizante de la sangre (elimina el ácido úrico y otras toxinas del organismo) y sus efectos neutralizantes, combinados con su aporte en silicio, ayudan en la renovación de las articulaciones y el tejido conjuntivo (artrosis, artritis reumatoide). Por otra parte, el apio es aconsejado en los tratamientos de acné porque, al colaborar como depurador de la sangre, mejora dichos síntomas.

El componente mayoritario del apio es el agua, por lo que se trata de una hortaliza de escaso valor calórico. Los nutrientes que nos brinda son diversos minerales, como el sodio (es la hortaliza que mayor cantidad de sodio posee), potasio y calcio, y vitaminas, como betacarotenos (provitamina A), vitamina C y folatos. Sin embargo, la mayoría de propiedades terapéuticas que se atribuyen al apio se deben al aceite esencial que le confiere el olor característico.

Las pencas tiernas y crujientes de apio pueden consumirse crudas, solas o en ensalada junto a otros ingredientes, tras eliminar con un cuchillo los hilos. También se pueden consumir fritas, cocidas o rellenas, y con frecuencia acompañadas de algún tipo de salsa. El fruto desecado del apio se emplea como condimento con el nombre de semilla de apio; también se muele y se mezcla con sal para preparar la sal de apio, y en ocasiones se combina con ajo desecado.

A continuación os dejamos algunas recetas para que llevéis a vuestra mesa lo mejor del apio: la sopa Juliana, la ensalada de apio y nueces, la ensalada de berros con rabanitos la ensalada waldorf o las lentejas con verduras.

Enlaces relacionados:
El apio
Reportajes anteriores

Puedes consultar los reportajes anteriores por categorías o bien utilizando el buscador de palabras clave.

© Copyright - Revistarecetas.Com | Condiciones Generales y Polнtica de Privacidad | Rss

Desarrollado por Iniciativas Virtuales