El mero

 

Es un pescado cada vez menos abundante en nuestros mercados debido a su alta captura. Físicamente es bastante feo, con ojos saltones y el dorso de color marrón verdoso o chocolate, con más o menos manchas amarrillas o blancas. Su aleta dorsal tiene tonos naranjas en su extremo superior, el cuerpo es ovalado con los lados aplanados, la cabeza es grande al igual que su boca, con un hocico ancho y labios muy gruesos. Pertenece a la familia de los “Serránidos” del orden Perciformes y su nombre científico (del mero presente en el Atlántico y el Mediterráneo) es “Epinephelus guaz”.

La mayor parte de los meros pueden cambiar de coloración y muchas especies experimentan una inversión sexual de macho a hembra, produciendo esperma durante la juventud y huevos en la madurez.

Los meros suelen habitar en zonas rocosas a partir de los 10 metros de profundidad y aprovechan las oquedades o grutas para refugiarse. Un mero puede medir hasta un metro y medio y llegar a pesar quince kilos. Existen otras variedades en otras zonas del planeta, de otros tamaños y formas.

El mero es un pescado blanco de carne exquisita, consistente y aromática, de ahí el refrán “del mar el mero y de la tierra el cordero”. Por eso, su carne, blanca, firme, consistente, y de acusado sabor yodado, es muy apreciada y está considerada como una de las más delicadas. Debe ser comprado entero, pues a veces se hace pasar por mero a especies distintas, como pueden ser las chernas. Su exquisito sabor compensa su elevado precio.

El mero tiene una elevada cantidad de vitamina B1. De hecho, el consumo de 150 gramos de mero es suficiente para cubrir nuestras necesidades diarias. Este pescado también presenta en su composición otras como la B2 y B12, ácido fólico. El mero aporta también una elevada cantidad de proteínas, de alto valor biológico, y su carne supone una importante fuente de minerales, en especial de potasio, fósforo, sodio, hierro, zinc, calcio y magnesio. Su bajo contenido graso, hace que sea un pescado muy fácil de digerir y apto para incluir en la dieta de personas con problemas de exceso de peso. El saludable perfil lipídico de sus grasas, lo convierte en un alimento a tener en cuenta por aquellas personas que presenten niveles elevados de colesterol en sangre.

El mero puede cocinarse asado al horno, a la parrilla o guisado. En general, todas las preparaciones que habitualmente se aplican a la merluza y al lenguado sirven también para este pescado. Además, proporciona un buen sabor a las sopas. Con su cabeza y su espina dorsal se puede obtener un caldo que resulta muy adecuado para la preparación de paellas.

Para consumirlo en óptimas condiciones lo mejor es comprarlo muy fresco. Si se va a consumir en el día o al día siguiente, se colocará en la parte más fría del frigorífico, previamente limpio, o en caso contrario en el congelador.

A continuación incluimos una serie de recetas recomendadas en las que el mero es el protagonista, como el mero a la naranja, el mero con salsa de limón o el caldero murciano.

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