Los huevos

 

Desde los albores de la existencia del hombre, cuando esté recolectaba frutos y cazaba, los huevos de las diferentes aves fueron fuente de alimento. Estos cazadores, expertos en el arte de observar, eran capaces de saber dónde encontrar tan preciados alimentos. Cuando el hombre se asentó, logró domesticar a diferentes animales, entre otros algunos tipos de aves, como las gallinas, patos.

Desde siempre los huevos han acompañado al hombre en su alimentación, existiendo multitud de recetas basadas en ellos, siendo uno de los alimentos más versátiles de los que podemos disponer en la cocina.

Sin contar con su riqueza y sabor, que permiten que sólo fritos o cocidos, se constituyan en recetas excelentes. Los huevos pueden ser empleados en muy variados procesos culinarios. Tienen dos cualidades muy especiales: unir otros líquidos para formar sólidos delicados y jugosos, y también formar espumas especialmente delicadas y livianas como las mousses y los soufflés. Se pueden emplear tanto en dulces platos como en salados, es el gran comodín de la cocina. Muchas salsas tienen como base al huevo y miles de postres también.

El huevo tiene una cantidad baja de calorías, prácticamente nada de carbohidratos; una cantidad relativamente alta de grasa y de las llamadas "buenas grasas", una cantidad relativamente alta de proteínas, que tienen la particularidad de ser las únicas que contienen todos los aminoácidos esenciales para el hombre, en forma directamente asimilable, por lo que se les asigna el valor biológico con índice de referencia 100, así la leche es 90 y las carnes 85. Los huevos ofrecen también aportes apreciables de sales minerales: fósforo, hierro, potasio, azufre y sodio, y muy poco en vitaminas y ninguna fibra, por lo que no pueden ser considerados como el alimento más completo.

Un huevo, por término medio, pesa sobre unos 60 gramos si es de tamaño medio y de gallina. Siempre es bueno saberlo para hacer cálculos en muchas recetas.

Queremos ofreceros una formula, casi mágica, para aquellos niños que debido a una enfermedad o falta de apetito necesitan un aporte especial en elementos esenciales: En una fuente de cristal honda se depositan seis huevos bien lavados y se cubren de zumo de limón. Se deja por tres días, hasta que la cáscara se haya diluido en el zumo de limón. Retirar con unas pinzas y tirar la piel que queda envolviendo a los huevos. Añadir medio kilo de azúcar y un litro de vino Málaga dulce y pasarlo todo por la batidora. Embotellarlo y dar dos o tres cucharadas de este jarabe al niño antes de comer y veréis los resultados.

En esta ocasión queremos ofreceros como es costumbre una serie de recetas basadas en el huevo. Como el flan rápido, la tortilla de patatas o la salsa mayonesa.

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