El Jengibre

 

El jengibre, cuyo nombre científico es Zingiber officinale, es un condimento muy apreciado que pertenece a la familia de las cingiberáceas. Se cree que procede de alguna zona tropical de Extremo Oriente, y hoy día se cultiva en casi todas las regiones tropicales, desde la India a Malasia y China, y América del Sur. El nombre original sringavera es un vocablo sánscrito, que significa “en forma de cuerno”, en latín se convirtió en zingiber y ya en español se conoció como jengibre.

En el siglo II, estaba sujeto a derechos de aduana por parte de Roma. Después de la pimienta, era el jengibre la segunda especia en orden de preferencia por parte de los romanos. Los portugueses lo introdujeron en África y los españoles lo llevaron a las Antillas aunque se sabe que Don Francisco de Mendoza, hijo del virrey Don Antonio de Mendoza, sembró en Nueva España clavo, pimienta y jengibre siendo esta última la que mejor resultado dio trayéndola a España, considerándola buena para los guisados y de gran ayuda para la digestión.

En la cocina medieval europea, el jengibre ocupó un lugar de gran importancia en el conjunto de especias empleadas. También durante época medieval se consumió mucho el hipocrás, vino especiado a base de azúcar, canela, zumo de granada y jengibre. El pan de jengibre fue inicialmente una receta favorita de la reina Isabel I y su corte, y acabó popularizándose entre las diversas clases sociales inglesas. En "Trabajo de amor perdido" de Shakespeare, decía: “Y si sólo tuviera un penique en el mundo, te lo daría para comprar pan de jengibre”. Una receta inglesa medieval es la confitura de nueces: hay que pelarlas, agujerearlas y ponerlas a remojo en agua fresca durante nueve días, cambiando el agua cada día, después ponerlas a secar y llenar los agujeros con palitos de clavo y jengibre. Ponerlas a hervir en miel y dejarlas allí como conserva.

El jengibre ayuda en los procesos digestivos y reduce los problemas de gases intestinales. También puede ser de ayuda en casos de vértigo y como tratamiento preventivo en algunos casos de migraña. Puede ayudar a reducir los niveles de colesterol en la sangre, en el tratamiento de la artritis y en el de los parásitos intestinales. Cuando el jengibre se ingiere en grandes cantidades provoca sudoración y estimula la circulación, especialmente en las regiones del abdomen y la pelvis, por lo que es considerado afrodisíaco. En dosis altas produce gastritis y su consumo está desaconsejado en caso de úlcera gastroduodenal en periodo activo. No se recomienda durante el embarazo y la lactancia ni en niños menores.

Su aroma cálido es como una madera fresca y un fondo dulce, con sabor picante y ligeramente amargo. En los países asiáticos emplean frecuentemente el jengibre fresco muchas veces mezclado con ajo, y combina tanto con platos dulces como salados. Es uno de los ingredientes del polvo de curry. En la cocina occidental puede emplearse en guisos de carne y aves, sopas de verdura y platos de pescado, el jugo que se extrae cuando se raya realza el sabor del marisco. En tartas, panes, bizcochos y galletas se utiliza igualmente.

Como es costumbre se acompaña este artículo con varias recetas que contienen esta preciada especia, como las alas de pollo con jengibre y ajo, el solomillo con parmentier de manzana y frambuesa, el garama masala o polvo picante, los arenque Glassmestersild o las lentejas con verduras.

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