Los albaricoques

 

El albaricoque es una fruta con un atractivo color anaranjado, agradable aroma e intenso dulzor, perfecta para los meses más calurosos. Su nombre científico es “Prunus armeniaca”, también conocido como “damasco”, por su piel parecida al tejido oriental, es el fruto del albaricoquero. Los albaricoques crecen en árboles de 3-4 m de altura que se cultivan en casi todas las zonas de clima mediterráneo. El albaricoque fresco posee un color anaranjado dorado y resulta blando al tacto. Cuanto más rosa sea su piel, denota mayor dulzor

A esta fruta la llamaron originalmente los romanos, pera de Armenia, porque la introdujeron en Europa desde el lejano oriente vía Armenia. Es oriundo de las zonas templadas de Asia, Corea del Norte o Manchoría, si bien las primeras referencias sobre su cultivo se remontan al año 3000 antes Cristo, en China.

Su producción se da en verano, cuando más dulces y jugosos se pueden encontrar los albaricoques desde junio hasta finales del verano.

En comparación con otras frutas su aporte energético es bastante bajo debido a su alto contenido de agua y modesto aporte de hidratos de carbono. Destaca por su riqueza de fibra y de sustancias antioxidantes. Su contenido mineral es muy importante, ya que es rico en potasio, fósforo, magnesio y calcio. Su contenido de provitamina A (beta-caroteno) les confiere su color anaranjado característico, y junto con la vitamina E, dada la acción antioxidante de ambas, hacen que esta fruta sea muy adecuada para contribuir en la prevención de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y de cáncer.

Los albaricoques son ricos en potasio y de acción diurética, muy recomendable en caso de hipertensión arterial y retención de líquidos. Por otro lado, los albaricoques frescos maduros son ricos en taninos, sustancias con propiedades astringentes y antiinflamatorias.

Por sus características y composición nutricional se ha de fomentar su consumo en todas las edades: niños, jóvenes, adultos, deportistas, embarazadas o madres lactantes y personas mayores. El aporte energético del albaricoque fresco es bastante bajo

Los albaricoques son unas frutas muy delicadas por lo que han de tratarse con gran cuidado y precaución. Si están maduros se deben guardar en la parte menos fría del frigorífico en una bolsa de plástico agujereada.

Se suele consumir crudos una vez lavados, en repostería, mermeladas y otros platos. En muchos lugares se suelen dejar secar sin hueso y se obtienen los conocidos "orejones" de gran consumo, en especial en Navidad.

Acompañamos una serie de recetas en las que predomina el albaricoque, como los albaricoques a la canela, el batido de albaricoques y naranjas, el licor de albaricoque, la crema de albaricoque o la charlota de albaricoques.

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