Guisantes

 

El guisante (Pisum sativum) es una leguminosa, a pesar de que sea popularmente considerado como una verdura. Se cultiva desde muy antiguo, como lo demuestran los restos carbonizados de semillas encontrados en asentamientos neolíticos (7000 a.C). Puede que el guisante sea unos de los alimentos silvestres más remotos que haya consumido el hombre, y su aplicación culinaria viene de antiguo, ya que egipcios, griegos y romanos lo cultivaron y consumieron. 

Su uso es reciente en Europa, y probablemente se introdujo desde Palestina o Egipto en las zonas orientales europeas del mediterráneo, área que es considerada como su principal centro de diversificación. El guisante es un alimento muy empleado en Oriente Medio y de Asia Central, donde se cultiva desde hace miles de años y forma parte de numerosos platos típicos de la gastronomía de los países orientales.

Hasta el siglo XVI, el guisante se utilizó como grano seco y como forraje, y sólo a partir de entonces comenzó a usarse el grano fresco. Como plato refinado, se puso de moda en Italia, y, a partir del siglo XVII, también en Francia, cuando Luis XIV recibió una caja de guisantes para desgranar traída desde Génova.

Los guisantes secos son las semillas maduras de la planta homónima, que se encuentran encerradas dentro de una cubierta o vaina de color verde intenso de unos 10 centímetros de longitud. En cada vaina suele haber entre 7 y 9 semillas. Los guisantes son trepadoras anuales que cuya altura oscila entre 40 centímetros a 1.5 metros.

Los guisantes y las habas son las únicas leguminosas que se pueden consumir crudas cuando se recolectan sus semillas frescas. Los guisantes frescos y muy tiernos pueden tomarse crudos en ensaladas «para agasajar al paladar», como dicen los gastrónomos.

Los guisantes frescos son ricos en vitaminas del grupo B, principalmente del grupo B1 y B2 y contienen también vitamina A y C. Tienen fósforo, calcio, hierro y potasio. Por su riqueza en almidón y en glúcidos no convienen en regímenes de adelgazamiento, pues aportan hasta 90 calorías por cada 100 gramos.

Muy típicos de la cocina española son los guisantes con jamón y el arroz con guisantes, pero también podemos encontrar en la gastronomía internacional recetas como el arroz con guisantes, los guisantes con jamón, guisantes con menta, la coca de guisantes o el revuelto de guisantes con langostinos.

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