Clavo de olor

 

El clavo, de nombre científico “Eugenia caryophyllus”, es un árbol de la familia de las mirtáceas, que se caracteriza por sus flores regulares de cinco pétalos y numerosos estambres. El clavo es una especia muy aromática, por lo que se debe usar con cuidado, pues puede ser toxico en grandes cantidades.

El clavo posee un aroma fuerte, caliente y rico, al probarlo es picante ácido, fuerte y amargo y deja una última sensación de frío en la boca. Al cocinarlo su efecto se suaviza.

Su ambiente ideal es un clima tropical y húmedo. Su nombre procede del latín “clavus”, ya que el capullo seco sin abrir recuerda la forma de un clavo, las flores tienen pétalos amarillos. En la Edad Media era muy común la elaboración del hipocrás, vino caliente especiado. Las crónicas chinas refieren que en siglo III antes de Cristo, durante la dinastía Han, cuando los funcionarios de la corte se dirigían al emperador, llevaban clavos en la boca para evitar el mal aliento, incluso sabemos que dicha especia es un anestésico suave para aliviar el dolor de muelas. Siglos más tarde, los barcos árabes que recorren el Índico hasta el mar de la China, compran esta especia a la que llaman garumfel y que llegará por las rutas comerciales hasta Líbano y Siria y de allí hasta occidente. Se sabe que en el año 335 de nuestra era, el emperador Constantino el Grande, obsequia al papa Silvestre I, 150 libras de cariophillon.

El propio Apicio, célebre cocinero romano, menciona el carifolu entre las especias indispensables en las casas que se precien. Durante La Edad Media, el clavo se empleó bastante para intentar librarse de la peste y de los olores fétidos, así durante el siglo XIII, sobre todo la aristocracia, usaba las llamadas manzanas de ámbar que contenían clavo. En los libros de recetas medievales europeos aparece el clavo como uno de sus ingredientes.

En las Islas Molucas o Islas de las especias, plantaban un clavo de especia para celebrar el nacimiento de cada niño. Durante mucho tiempo y debido a su alto precio, el robo de plantones estaba penado con la muerte. Ingleses, portugueses, holandeses y franceses se disputaron este comercio durante siglos.

El clavo acompaña muy bien los platos dulces y los salados. Es ideal para pasteles de pollo frío y guisados de conejo, arenques en escabeche, jamón glaseado, plátanos asados, tartas de manzana y pudines e igualmente en el pan especiado.

El aceite de clavo (eugenol), conseguido mediante destilación, conserva muchas de las propiedades de la planta, entre ellas: las germicidas, antisépticas y carminativas. La industria cosmética emplea el aceite de clavo en jabones de tocador y cosméticos y en aplicaciones dentales.

Como ya es costumbre acompañamos a cada artículo con varias recetas que contienen el ingrediente protagonista, como el arroz a la cazuela II, el aceite de canela y clavo o el bonito en escabeche.

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