La soja (Glycine max) es una leguminosa cuyo origen se sitúa en el Extremo Oriente (China, Japón, Indochina). La planta de soja es herbácea y anual, y su producción se da en primavera-verano. Su ciclo vegetativo oscila entre tres y siete meses y su envergadura puede alcanzar de 40 a 100 cm. 

Fue introducida como alimento durante la dinastía Chou (1134-246 a.C.), después de que los chinos aprendieran a fermentar las judías de soja para hacer alimentos como tempeh, natto y tamari (salsa de soja). Los misioneros budistas chinos llevaron la soja a Japón en torno al siglo VIII, donde se convirtió en alimento básico. Además, fue en este lugar precisamente donde más se desarrollaron las posibilidades culinarias de la soja. El consumo promedio de soja en Japón y China es de 10 gramos (cerca de 2 cucharitas) por día. Los asiáticos consumen alimentos preparados con soja en pequeñas cantidades como condimento, y no como un sustituto de alimentos de origen animal.

La introducción de la soja en Occidente estuvo unida al movimiento hippie, principalmente por el interés que despertaba la dieta macrobiótica japonesa. Actualmente, los productos alimenticios derivados de la soja son muy aceptados por movimientos vegetarianos y naturistas tradicionales europeos.

La soja, por su aporte en isoflavonas (fitoestrógenos) regula el flujo de hormonas femeninas. De este modo, reduce los sofocos de la menopausia y la pérdida de minerales en los huesos, y también previene el cáncer de próstata, ya que en este órgano hay muchos receptores de estrógenos y ayuda a regularlos. Además, la soja regula la tasa de azúcar en la sangre, por lo que es aconsejada para tratar la diabetes.

Se recomienda la ingesta de soja para prevenir problemas del corazón y del sistema circulatorio, y también para reducir el colesterol, gracias a su contenido en Lecitina e isoflavonas. Es una excelente fuente de proteínas, motivo por el cual se trata de en un complemento idóneo en dietas vegetarianas.

La soja es un alimento muy completo y nutritivo y, junto con el altramuz, constituye la legumbre seca de mayor valor energético. Su elevado contenido en proteínas, superior al de la carne, hace de la soja una fuente proteica vegetal de gran interés dietético y nutricional.

Después del huevo y el sésamo, la soja es uno de los alimentos más ricos en lecitina, lo que facilita su aprovechamiento culinario. En comparación con el resto de legumbres, la soja aporta mayor cantidad de calcio, hierro, yodo, magnesio, potasio y fósforo, además de ácido fólico y otras vitaminas como B1, B2, B3 y B6.

La soja ofrece un gran número de posibilidades gastronómicas. Puede prepararse sencillamente como cualquier otra legumbre, si bien se pueden obtener infinidad de derivados: aceites y orujos, harina, batido, cuajado o tofu, germen, así como diversos productos tradicionales de origen oriental, como quesos, salsas o patés.

Os ofrecemos a continuación una serie de recetas a base de soja, como el cerdo en salsa de soja, el solomillo con miel, soja y cebollas caramelizadas, las hamburguesas de soja, la carne estilo mongoliana o los brotes de soja con salsa de ostras.